viernes, 13 de enero de 2012

El laboratorio de Watson

Jugando con la sal

A lo mejor te han explicado en clase de ciencias o de geología que existe un tipo de rocas que se forman por evaporación y precipitación de los elementos que estuvieran disueltos en el agua. Hoy vamos a hacer esto mismo, aunque añadiendo algunos cambios que hagan el proceso todavía más interesante.

Materiales

Necesitaremos tres frascos de vidrio con agua, sal, dos palitos lo bastante largos como para apoyarlos en la boca de los frascos, un hilo, un garbanzo y un alambre. 

Este experimento se puede hacer con algún sustituto del garbanzo, del hilo o del alambre, o con sólo uno o dos frascos. Lo que sí que no puede faltar es el agua y la sal.

Cómo se hace

Primero disolveremos la sal en cada uno de los frascos. Hay que echar bastante en cada uno, agitando para favorecer que se disuelva toda la sal posible. Si se va un poco al fondo no pasa nada: eso indica que nuestra disolución está sobresaturada y que no acepta más sal en el agua.

Luego pondremos el garbanzo en uno de los frascos, y en los otros dos colocaremos los palitos con el hilo y el alambre colgando. Asegúrate de que el hilo queda bien mojado empujándolo un poco con el dedo.



Los tres frascos preparados



Lo único que queda por hacer es dejar que el agua se evapore y observar (no es un experimento muy cansado, como ves). Un consejo: para que el agua se evapore más rápido, conviene colocar los frascos cerca de una fuente de calor, como un radiador en invierno o una ventana al sol en verano.

Este es el aspecto de los frascos al cabo de pocos días.

 




Algunos detalles curiosos:

- Sin que nadie intervenga ¡la sal que se precipita se coloca en forma de cubitos!
- Los cubitos son más grandes en el vaso del garbanzo que en el resto.
- Si el alambre tenía hierro al descubierto, es posible que los terrones de sal de este frasco tengan un color distinto.

Los cubitos de sal que se forman son un mineral llamado halita (bueno, técnicamente, al ser artificiales, no podríamos llamarlos minerales, pero es así como se forman en la naturaleza), y se disponen en forma de cubos por la red cristalina que forman los átomos de cloro y sodio (recuerda que la sal de mesa es cloruro sódico).

Los cubos son más grandes en el frasco del garbanzo porque en los otros dos parte de la sal precipita sobre el hilo o el alambre que cuelga.

Por último, el color marronáceo de los terrones del frasco del alambre se debe al óxido que el agua crea en el metal. Si todo el metal estaba tapado con plástico esto no te habrá pasado.


Y este es el aspecto de los frascos cuando se ha evaporado toda el agua. 


¿Dónde están esos cubitos tan salados?


Observa que donde antes teníamos simpáticos cubitos de sal ahora sólo nos queda una costra sin forma. ¿Por qué no ha seguido depositándose la sal de la misma forma? Porque a medida que se evaporaba el agua había cada vez menos sitio para seguir formando cubos perfectos, y la sal que precipitaba tenía que conformarse con los huecos que iban quedando.

Para ampliar

- Prueba a poner otros objetos en el frasco, como granos de arroz o un pequeño cilindro.

- ¿Qué ocurre si vamos retirando los cubitos de sal a medida que se forman?

- ¿Sucede lo mismo si empleamos azúcar en vez de sal?


Esperamos que este experimento os haya dejado con buen sabor de boca 
¡Esperamos vuestros comentarios y sugerencias!




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