lunes, 10 de junio de 2019

Un turista inesperado

Hace poco, en una de nuestras salidas al campo, descubrimos al llegar a casa que llevábamos con nosotros un acompañante inesperado. Una diminuta pero sibilina garrapata había hincado su hipostoma en nuestras carnes con el obvio objetivo de engordar... ¡Qué repelús!

Cuando esto suceda, no hay que intentar arrancar al artrópodo a las bravas, porque podemos encontrarnos con que rompemos su cuerpo y su cabeza se queda bajo nuestras carnes, con el riesgo de una infección. Lo correcto es echar en el sitio donde esté agarrada una gota de aceite o similar, para así bloquear sus orificios respiratorios, y obligar al animal a soltarse. Aún así, tendremos que tener mucho cuidado a la hora de extraerlo.

Y dado que somos como somos, no íbamos a tirar al bichito directamente a la basura... Hemos aprovechado y, con ayuda de una lupa binocular, tomado unas notas, que os dejamos aquí. Como suele decirse, "conoce a tu enemigo"...










No hay comentarios:

Publicar un comentario