El voltímetro
Todos
los seres vivos emitimos algún
tipo de electricidad al movernos en el agua, debido a la actividad de
los músculos. Los tiburones, curiosamente, son capaces de
detectarla, como si de un voltímetro se tratase. Pero no tienen
ningún aparato implantado en sus cuerpos, sino unos peculiares
órganos llamados ampollas
de Lorenzini.
Están repartidas por todo el cuerpo del tiburón, y son redes de
canales con electrorreceptores cubiertos por una sustancia
gelatinosa. Son visibles desde el exterior como una especie de
“poros” en la piel. Las ampollas de Lorenzini detectan la
electricidad emitida por los cuerpos vivos, o, más concretamente , la diferencia de voltaje entre el agua de mar y el voltaje
en la base del electrorreceptor.
Este
sentido es tan fino que les permite percibir diferencias de hasta 5nV
(0,000000005 voltios) Dado que muchas redes domésticas funcionan a
220V ¡para ellos serían como el ruido del despegue de un avión
amplificado con una batería de altavoces!
Por
si fuera poco, las corrientes marinas que se mueven en los campos
magnéticos de la Tierra generan una diferencia de potencial
perceptible para los tiburones (y las rayas, otros peces que también tienen este
órgano),
con lo que estos animales son capaces de guiarse en el océano
siguiendo campos magnéticos.
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