Hace
poco, cuando estuvimos por Picos de Europa, tuvimos ocasión de conocer
un lugar único, casi mágico, visita obligada para cualquiera que pase
por el pequeño pueblo de Soto de Sajambre. Nos estamos refiriendo a la
antigua escuela del pueblo, creada por Félix de Martino, el cual creía
firmemente que la única salida de la pobreza para las gentes del pueblo
pasaba por la educación.
La
escuela fue construida a principios del siglo XX y pasó por muchas
vicisitudes, que casi concluyeron con el abandono del edificio, aunque
ahora, por fortuna, algunos voluntarios del pueblo la mantienen viva y,
de manera voluntaria, muestran la escuela y su historia a quien la desee
contemplar.
No
podemos nada menos que decir que nos recorrió un escalofrío cuando
vimos las aulas, colocadas como lo estuvieron en su tiempo. Fue
verdaderamente como retroceder repentinamente en el tiempo, e
imaginarnos a todos esos niños (y no tan niños, que por aquel entonces
las aulas albergaban muchas edades) en las que un profesor grave y
respetado abría las puertas del conocimiento a todas esas cabecitas
inquietas.
Porque,
con las deficiencias que pudiera tener el sistema antiguo, hay una cosa
en la que supera con creces al actual, y es la forma en que se miraba a
la figura del profesor y la importancia de la educación en general.
Félix de Martino quiso para su escuela al mejor de la promoción, y le
pagaba viajes y formación que redundaran en la mejora de su actividad
docente. El propio Félix de Martino becaba de su fortuna particular a
aquellas familias que, de otra manera, no habrían podido mandar a su
hijo a la escuela, por necesitar un par de brazos para trabajar en casa.
Toda una lección para los tiempos que corren.
Si
pasáis por el pueblo de Soto de Sajambre, en León, deteneos un poco
para ver el lugar, porque merece la pena. Entre los muros de esta vieja
escuela aún se imparte una enseñanza muy importante: la de que el pasado
importa, tiene encanto y sabiduría, y sería lamentable perder el
recuerdo de personas como las que llevan la educación a los lugares más
remotos. Y para los que no podáis ir hasta allí, aquí os dejamos unas
cuantas fotos. Quién sabe si a alguno no le despertarán viejos y
entrañables recuerdos...
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