viernes, 2 de diciembre de 2016

Las dudas de Crick

¿Qué pasa con los globos que se escapan en las fiestas?

Seguramente has visto la siguiente escena en la calle, en algún parque de atracciones, alguna fiesta de cumpleaños o similar: a un niño que llevaba un globo se le escapa un momento de la mano, yéndose hacia el cielo y dejando atrás a su antiguo dueño montando un berrinche. ¿Qué les sucede a estos globos? ¿Siguen subiendo indefinidamente hasta perderse en el espacio?

En primer lugar, no todos los globos ascienden, solo los que están inflados con helio, un gas más ligero que el aire. Aquellos que inflamos a pulmón flotan con ligereza, pero terminan por caer al suelo (eso sí, despacio, por el rozamiento con el aire). Del mismo modo que un trozo de madera, si lo dejamos en el fondo de una piscina, sube porque es más ligero que el agua, un globo lleno de helio sube en el aire por ser menos denso que éste.

Pero no sube para siempre. El aire que nos rodea va perdiendo densidad con la altura (por eso los montañistas que suben a los picos más altos necesitan depósitos de oxígeno) por lo que llega un momento en que las densidades del globo y del aire que lo rodea se igualan y el globo no sube más. A partir de ahí (de hecho, durante todo el trayecto) el globo seguirá el camino que le marque el viento. De todas formas, lo más habitual es que los globos estallen antes de llegar a este punto, porque la presión del gas dentro del globo es mayor que la del exterior, y a no ser que estén hechos de material resistente, al final el plástico cede y lo que tenemos es un trozo de basura arrastrado por las corrientes de aire y que acabará cayendo en cualquier lugar. Moraleja: por el bien del medio ambiente y para evitar la pataleta del niño, ate el cordel del globito a la muñeca de su dueño.




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