Las dudas de Crick

¿Por qué abrigan los jerseys?

Si le hacemos a alguien esta pregunta, seguramente nos dará una respuesta rápida del estilo "porque son de lana", "porque son gordos" o "porque están hechos para abrigar", al mismo tiempo que nos miraría con cara de pensar "Vaya pregunta tonta". Pues no es una pregunta tan tonta, y de las tres respuestas, solo la primera tiene algo de fundamento (¿nos sabría decir después esa persona por qué la lana abriga?).

En primer lugar, no es el jersey el que nos calienta. Eso lo hacemos nosotros mismos, porque el calor que sentimos cuando vamos abrigados es el que nuestro propio cuerpo genera constantemente. La tarea de un jersey (o de un plumas, o de una manta en la cama) es impedir que ese calor se pierda en el aire y se quede cerca de nosotros.

Para ello, el material debe ser un buen aislante térmico, es decir, que transmita muy mal el calor a través de su materia. Si fuese lo contrario, nuestro calor viajaría muy rápido a través de él y se disiparía en el aire que nos rodea. Por regla general, los materiales orgánicos (como la lana, las plumas o el pelo de los animales) son buenos aislantes térmicos, mientras que los metales son muy buenos conductores, y por lo tanto, pésimas opciones para protegerse del frío o del calor (¡las antiguas armaduras medievales eran congeladores en invierno y planchas al rojo vivo en verano!).

Pero la lana es muy buena opción por otro motivo adicional: tiene muchos huecos, igual que pasa en el interior de un abrigo de plumas o un edredón. ¿Y por qué esto es bueno? Porque el aire es mal conductor del calor, y funciona como una capa de protección más. Por ese mismo motivo, los nómadas del desierto se protegen del frío de la noche con varias capas de ropa, que dejan colchones de aire entre ellas. Podrás comprobar este hecho si metes la mano entre el pelaje de un perro que tenga el pelo largo: notarás que está calentito. De hecho, pelos y plumas son los mejores abrigos contra el frío ¡Por eso los animales no necesitan jerseys!