El paracaídas
Hay quien otorga el honor de la invención del paracaídas a los antiguos chinos, otros, al genial Leonardo da Vinci. Sin embargo, aunque este artilugio forma parte del sueño de volar que la humanidad tiene desde tiempos remotísimos, la naturaleza ya tenía de antes sus propios expertos en parapente.
Los petauros (Petaurus breviceps) y las llamadas "ardillas voladoras" (Glaucomys volans) son marsupiales y roedores, respectivamente, que poseen entre sus extremidades una membrana de piel llamada patagio. Esta piel se extiende cuando el animal salta de árbol en árbol, ralentizando sus caída y permitiéndoles realizar planeos de hasta 40 metros, como si de un ala delta se tratase. Al igual que un paracaídas, el patagio forma una campana que retiene en parte el aire, frenando la velocidad de caída.
Algunos piensan que las alas de los murciélagos podrían haberse originado evolutivamente de una manera similar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario