Conocer el terreno es una buena idea para rebajar los nervios. Si tu instituto no organiza una visita previa al campus donde vayas a hacer la prueba de Selectividad, no estaría mal que dedicaras una mañana o una tarde para ir por tu cuenta (también hay que descansar y sentir un poco de aire fresco). Podrás ver cómo se llega, cómo son los interiores del lugar, e incluso ver las aulas. Parece una tontería, pero te ayudará a estar un poco más tranquilo.
Si el día del examen no vais todos juntos con el instituto, sino cada uno por vuestra cuenta, es muy importante que veas cómo llegar (incluso de varias formas distintas) y cuánto tardas, y dar un margen de tiempo lo bastante amplio como para que no llegues con la hora pegada. ¡No querrás juntar los nervios del examen con el miedo a llegar tarde!
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