Los imanes nos parecen siempre un poco mágicos. Son una fuente inagotable de maravillas y experimentos. Un fluido ferromagnético es un líquido que contiene partículas metálicas, y que por lo tanto reacciona ante un imán como si todo él fuese magnético. En el experimento que os proponemos hoy veremos moverse un fluido ferromagnético casero como si tuviera vida propia...
Necesitaremos:
Limaduras de hierro
Aceite de girasol
Un imán
Un folio, cartulina o similar
Cómo se hace
Primero,
mezclamos las limaduras de hierro con el aceite en un frasquito, de tal
forma que el conjunto quede espeso. En algunas webs veréis que utilizan
polvo de tóner en lugar de las limaduras de hierro. El aspecto final es
un poco mejor, pero el polvo de tóner es más caro y debe manejarse con
precaución. Las limaduras son un material inocuo, y prácticamente os las
darán gratis en cualquier ferretería en la que fabriquen llaves.
Cuando
tengamos la mezcla de aceite y limaduras, vertemos un poco sobre una
superficie no demasiado gruesa, para que el efecto del imán la pueda
atravesar. Es conveniente, para que el efecto se vea mejor, que el
pegote lo extendamos un poco. También hay que tener en cuenta que cuanto
más potente sea el imán, mejor.
Después
solo tenemos que mover el imán por debajo de nuestro folio y ver cómo
al manchurrón le salen pequeñas espinas como de erizo, y se mueve como
si de una ameba se tratase siguiendo al imán. Las púas que ves son las
limaduras de hierro intentando seguir las líneas del campo magnético que
se "alejan" de la superficie del folio.
Os
dejamos con un pequeño vídeo en el que podéis ver cómo nos quedó a
nosotros. ¡Os animamos a crear vuestro propio fluido ferromagnético y
contarnos vuestros resultados!
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