domingo, 4 de junio de 2017

Disección de un calamar

Como profes de ciencias, hoy nos hemos animado a hacer con nuestros alumnos la disección de un molusco, en este caso, un cefalópodo. El calamar (Loligo vulgaris) es fácil de diseccionar y resulta bastante llamativo para los chavales, al tiempo que permite ver muchas partes de la anatomía "de las que salen en los libros" (y es que lo de los libros existe en la vida real).

El material es muy sencillo. Aparte del ejemplar, que podremos conseguir en cualquier pescadería (asegurándonos primero de que no lo hayan limpiado por dentro, que si no, poco podremos ver), necesitaremos una cubeta para la disección (una tartera grande puede servir), unas tijeras pequeñas, una aguja enmangada o lanceta y unas pinzas finas. Conviene tener a mano papel secante para limpiar el instrumental y una botellita de agua para limpiar el ejemplar por dentro, porque algunos vienen algo sucios de tierra.

Dispuesto todo, antes de empezar a cortar y abrir, hay que echar un vistazo a la anatomía externa. Del calamar, podremos ver, por ejemplo:

- Su cuerpo formado por dos partes: la parte más alargada (el manto) y la "cabeza" con tentáculos. Hay ocho tentáculos cortos y dos más largos, si el ejemplar está entero. En los tentáculos se distinguen bien las ventosas.

- Sus ojos que, como los de todos los cefalópodos, tienen una increíble semejanza con los de los vertebrados.

- Los sifones, a ambos lados de la "cabeza", por donde expulsan el agua cuando huyen a toda velocidad.

- En el manto podremos distinguir dos aletas terminales para la natación, y unos pequeños puntitos en superficie, que son los cromatóforos: células capaces de cambiar de color, como las escamas de los camaleones.


Si tenemos suerte y lo hacemos con cuidado, podremos extraer la "pluma" que sirve a estos animales de esqueleto interno, de consistencia parecida al plástico, y que suele asomar un poquito en el borde del manto.




Todo dispuesto




Detalle de la boca





Detalle del sifón





Para ver el interior, cortaremos el manto con las tijeras longitudinalmente, por el lado opuesto a donde están las aletas. Dentro se distinguen las siguientes partes, aunque depende mucho del estado del ejemplar:




El interior




- Dos branquias laterales, alargadas.

- Un saquito de color gris oscuro o metalizado, que es el saco de la tinta.

- Cerca, un órgano largo con una pequeña glándula (el ovario, como el de la foto) o uno más pequeño y alargado (el testículo), según el sexo del ejemplar.

- A lo largo de todo el manto, unos sacos blancos, por debajo de todo lo demás, que es el sistema digestivo.

- Una pequeña glándula blanca, cerca de la bolsa de la tinta, que es el ganglio cerebral.


Siempre está bien hacer un dibujo de todo lo que veamos. Nos obligará a fijarnos en los detalles y servirá para que los retengamos en la memoria.







Hay más órganos, pero son difíciles de distinguir a no ser que el ejemplar sea de muy buena calidad. Pero con esto ya podemos aprender mucho de los moluscos. ¡Por supuesto, luego hay que limpiar y dejarlo todo como nuevo!




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